jueves, 31 de diciembre de 2009

El niño con el pijama de rayas. John Boyne


Qué decir de esta maravilla literaria. Para los que no lo han leido, les doy mi mas sentido pésame, porque es uno de los mejores libros que he leido nunca.

Empezando por el libro mismo, llama la atención el modo de narración que utiliza el autor. Todo lo narra desde el punto de vista del protagonista, un niño con nueve años que vive en la socidad alemana de principios de la segunda guerra mundial, y que por motivos de trabajo de su padre, debe dejar atrás la tranquilidad de un barrio rico de Berlín, para irse a vivir a una sucia chabola en medio de la nada.



Al principio el chico lleva mal el cambio. No puede salir de casa, deja de ver a sus "mejores amigos para toda la vida", tiene que soportar a la pesada de su hermana día y noche, y para colmo, no soporta a su padre, aunque le admira, pero este es tan rígido con él que no entiende su manera de actuar.

Cuando conocí el libro por primera vez, allá por el año 2006. En ese momento cuando lo tuve en mis manos, debí leérmelo, ya que no había saltado aun a la fama, y nadie lo conocía como ahora, además de que no se sabía su argumento, cosa que gana muchos enteros. Pero lo rechacé, y al leerlo, me di cuenta del grave error que cometí.



La gracia de este libro, reside en leerlo sin saber absolutamente nada del verdadero argumento de este. Lo anjteriormente contado arriba, no hace perder el interés de la novela en ningún momento.

El autor, utiliza un lenguaje precioso, y de vez en cuando gajes de humor irreverente, que nos recuerdan a nuestra más tierna infancia, y a la inocencia que todos tuvimos algún día.

A medida que vas pasando las páginas del libro, que por cierto son poquísimas, vas quitándote años de encima, hasta que, por un momento, te acabas convirtiendo en uno de los "mejores amigos para toda la vida" del protagonista, y aunque no participes en sus travesuras, si que eres espectador de ellas, y no puedes evitar el esbozar una sonrisa co cada una de ellas.



Lo gracioso del libro, es que al explicar las cosas el protagonista, no las entiende, y no es capaz de descifrar el significado de las mismas, mientras que nosotros como lectores, si, y eso le añade un punto más a la misma.

En definitiva, el único pero que le pongo al libro es la fragilidad del final, necesaria de todas formas, ya que a falta de veinte páginas ya sabes cual va a ser el desenlace.

Este es uno de esos libros que cuando terminas de leerlo, tienes ganas de más, e incluso, te hace compadecerte de los protagonistas y llorar sus penas y reir sus alegrías.

Una obra maestra a la que si le ofreces tiempo, serás capaz de leerte en un solo día.

Hasta otro día.

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